Mi nueva normalidad, a diferencia de muchos, no es volver a la playa, ni quedar con amigos ni hacer vida normal.
Para mi, desde ayer, mi nueva normalidad es volver a subir el volumen del telefonillo de casa porque antes cuando sonaba, alguien en casa se ponía a ladrar como un loco imposibilitándome escuchar quién venía, es abrir la puerta y no tener a nadie pegando brincos de alegría por volver a verme, es desayunar y no tener a alguien esperando para que le dé un trozo de mi tostada.
Mi nueva normalidad es no tener que parar lo que esté haciendo para bajar a la calle, o no tener que irme de un sitio tras varias horas porque tengo a alguien intranquilo en casa esperándome.
Mi nueva normalidad es sentarme en el sofá en invierno y que nadie me caliente los pies o no tener ahora con quién dormirme una siesta acurrucado.
Mi nueva normalidad es no tener que cuadrar con mi madre cuándo puedo irme de viaje para dejarle a cargo a aquello que más quería y quiero.
Ayer tuvimos que tomar mi mujer y yo la decisión más dura que hemos podido tomar jamás, pero la más sensata. 2020 estaba siendo un año para olvidar, pero aún nos tenía guardada una más.
Se nos ha ido nuestro bichito, nuestra alma. Él solo llenaba de luz y color nuestras vidas con su presencia. Y ya no está con nosotros. La casa ha quedado en un silencio absoluto pues también ha querido estar de luto.
Mucha gente no lo comprenderá, pero el amor que una persona puede sentir por un perro (y al contrario) es, muchas veces, infinito. Y con Rocky, desde el primer día que lo tuvimos con nosotros, fue así.
Por eso, mi nueva normalidad a partir de hoy es un asco. Es un dolor indescriptible que nos hará tanto a mi mujer como a mi algo irreparable. Porque Rocky era todo amor. Y ese amor hemos tenido que dejarlo marchar.
Ojalá volver atrás a esos días de confinamiento y vivir, por suerte para los tres, días y días de convivencia disfrutando los unos de los otros. Ojalá tener que compartir contigo todos y cada uno de mis desayunos. Ojalá volver a dormir una siesta en el sofá contigo y poder sentir que estás con nosotros todavía.
Te querremos toda la vida y nunca nos perdonaremos poder haber hecho algo más por tu vida en vez de llegar tarde y entrar en un punto sin retorno.
Hasta siempre, gordo.
No os culpeis de nada, seguro que habéis hecho todo lo que estaba en vuestra mano. Mucha fuerza para ambos, tio. Fuerte abrazo! 💪💪😘😘
Samu soy José María Jiménez (jmjim en tuiter y en el foro cofrade)
Perdona hasta ahora no había leído esta despedida muy bonita y emotiva de Rocky como te puse por tuiter yo pasé por lo mismo,por lo veo habéis tenido que sacrificarlo nosotros igual fue mi mujer a pasar ese duro momento yo no tenía ganas apdemás el perro era de ella,se pasa jodidamente mal sobre todo al principio.
Enhorabuena por la despedida y por la entereza mostrada pero no os culpéis de nada son circunstancias de la vida que pasan y no se pueden evitar.
Un abrazo!